Grítale al mundo sordo
que no oirá,
hasta que se cansen de persuadir
y los muros de egoísmo idiota se desplomen
y las palabras que ignoran los sobrepasen
producto de una catarata de cruda realidad que aborrecen,
hasta que no puedan ignorar
y se cansen de vivir entre gargantas retorcidas,
entonces
cuando sientan con todos sus poros
y logren dilucidar la verdad,
cuando puedan olvidar lo efímero
y entender lo genuino ...
solo entonces los árboles dejarán de sangrar
y podremos dormir bajo el crepúsculo.